La tierra en que vivimos

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Antes de que pudiéramos formarnos idea exacta de la tierra en que vivimos. Fue preciso averiguar en que consiste nuestro globo y tratándose de la tierra nunca llegaremos a comprender su naturaleza, si antes no estudiamos el inmenso universo del cual en realidad es tan solo una parte ínfima.

Este estudio se conoce con el nombre de astronomía palabra que significala ley d ellos astros”. Y por muchos conceptos la más maravillosa de todas las ciencias. La astronomía es probablemente la ciencia más antigua. El sol y la luna fue lo primero que en el firmamento observaron detenidamente los hombres.

Los alquimistas y los astrólogos empezaron el estudio de la tierra

Empleamos, sin embargo, la palabra astronomía para distinguir esta ciencia verdadera de otra falsa que la presidio y que se llamaba astrología. Si consideramos la ciencia de los químicos nos encontramos con lo mismo, antes de que existiera lo que ahora llamamos química había una ciencia falsa llamada alquimia

Los alquimistas buscaban la piedra filosofal, merced a la cual todo se hubiera podido convertir en oro. Y el elixir de la vida que había de conservar a todos la juventud o rejuvenecer a los viejos. Establecieron los fundamentos de la química, así como los químicos modernos deben mucho a los alquimistas, los astrónomos deben también mucho a los astrólogos. Sin ellos no hubiera existido la astronomía moderna.

Eran como los alquimistas los hombres perseverantes y laboriosos y observaron multitud de hechos relativos a los cuerpos celestes. Era errónea su manera de interpretar tales hechos. En la historia primitiva de todos los pueblos vemos huellas de una especie de astrología es decir de un estudio de los astros fundado en la creencia de que estos ejercen influencia en el destino de los hombres.

Sabemos ahora que todas aquellas cosas eran tonterías. Pero no nos es lisito tener en poco a los que creían en la astrología, ni imaginarnos que comparados con nosotros eran unos imbéciles, porque nos expondríamos a despreciar a ciertos hombres de lo más eminentes que han florecido. El mismo Képles por ejemplo que descubrió las leyes del movimiento de los planetas quien creía hasta cierto punto en la astrología.